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PASEO PUENTE
En 1914 se construye en la esquina de calles Puente con San Pablo uno de estos, frente al mercado central, diseñado por Ricardo Larraín Bravo, autor entre otras obras de la Iglesia de los Sacramentinos y la Población Huemul.
El edificio se encontraba deteriorado y desprotegido a nivel patrimonial puesto que además de no pertenecer al área de conservación histórica de la comuna; contemplaba franjas de utilidad pública en sus dos frentes, lo que obligaba a botar el edificio de realizarse una Obra Nueva. Este contexto de desprotección patrimonial generó que su modalidad de intervención pasada fuese a través de consecutivas Obras Menores que terminaron por destrozar la espacialidad interior original de este. Así fue como su primer piso se vio convertido en varios locales comerciales de baja categoría y su segundo piso como dormitorio irregular de vecinos.
Debido a esta contradictoria yuxtaposición de normas se nos encarga evaluar su demolición y adoptar sus nuevas “líneas oficiales” para desarrollar un edificio comercial botando, entre otras cosas, las fachadas originales de 1914. Ante esta disyuntiva, encontramos la posibilidad de acogernos al artículo 121 de la Ley General de Urbanismo y Construcción. Esta estipula que por motivos justificados el Director de Obras, previa autorización del consejo municipal y el Alcalde, podrán permitir la construcción o la mantención de la edificación existente en franjas destinadas a utilidad pública siempre que el propietario del inmueble renuncie por escritura pública a toda indemnización o pago por dichas mejoras u otras obras, cuando posteriormente se lleve a cabo la expropiación. Esta norma se nos presentó como una gran oportunidad puesto que al acogerse a ella y resguardar la línea de fachada original el mandante podía aumentar la superficie de comercio útil, con lo que el prospecto de restaurar la estructura antigua se hacía súbitamente muy interesante y factible.
Es así como tuvimos que presentar la propuesta arquitectónica a los actuales 10 concejales de Santiago, al Acalde, y al Director de Obras. Recibimos unanimidad a favor del proyecto en el consejo y se aprobó su mantención por 20 años, puesto que todos concordaron en que su remodelación iba a ser un aporte dentro del contexto de desarrollo del Paseo Peatonal en calle Puente.
Plantemos así un proyecto de 3 plantas comerciales y un subterráneo manteniendo las fachadas originales del edificio. Esto dio cabida a 3 locales comerciales con acceso directo desde San Pablo y Puente, uno de ellos con terraza mirador en tercer piso nacida de la aplicación de la norma de ocupación de pisos superiores, generando así un mirador gastronómico que complementa la oferta del Mercado Central y el nuevo plan de regeneración de la Plaza de Armas.
A su vez, se realizó todo un proyecto de restauración de sus fachadas, reconstruyendo fielmente los ornamentos originales del edificio utilizando las mismas técnicas de la época. Se recuperaron las puertas y ventanas originales de raulí y roble que tenían varias capas de pintura adherida a lo largo de los años.
Con el propósito de homogeneizar las vitrinas y publicidad de los distintos locales que podrían instalarse en el edificio, diseñamos unas vitrinas en base a planchas de acero soldadas y cristal, elementos que se identifican claramente como adiciones nuevas a la fachada.
De esta forma, el proyecto viene a potenciar el plan de desarrollo de los paseos peatonales que ha emprendido el municipio de Santiago, demostrando que es perfectamente posible alinear los incentivos económicos privados con el interés público de mejorar el espacio urbano.
PASEO PUENTE
En 1914 se construye en la esquina de calles Puente con San Pablo uno de estos, frente al mercado central, diseñado por Ricardo Larraín Bravo, autor entre otras obras de la Iglesia de los Sacramentinos y la Población Huemul.
El edificio se encontraba deteriorado y desprotegido a nivel patrimonial puesto que además de no pertenecer al área de conservación histórica de la comuna; contemplaba franjas de utilidad pública en sus dos frentes, lo que obligaba a botar el edificio de realizarse una Obra Nueva. Este contexto de desprotección patrimonial generó que su modalidad de intervención pasada fuese a través de consecutivas Obras Menores que terminaron por destrozar la espacialidad interior original de este. Así fue como su primer piso se vio convertido en varios locales comerciales de baja categoría y su segundo piso como dormitorio irregular de vecinos.
Debido a esta contradictoria yuxtaposición de normas se nos encarga evaluar su demolición y adoptar sus nuevas “líneas oficiales” para desarrollar un edificio comercial botando, entre otras cosas, las fachadas originales de 1914. Ante esta disyuntiva, encontramos la posibilidad de acogernos al artículo 121 de la Ley General de Urbanismo y Construcción. Esta estipula que por motivos justificados el Director de Obras, previa autorización del consejo municipal y el Alcalde, podrán permitir la construcción o la mantención de la edificación existente en franjas destinadas a utilidad pública siempre que el propietario del inmueble renuncie por escritura pública a toda indemnización o pago por dichas mejoras u otras obras, cuando posteriormente se lleve a cabo la expropiación. Esta norma se nos presentó como una gran oportunidad puesto que al acogerse a ella y resguardar la línea de fachada original el mandante podía aumentar la superficie de comercio útil, con lo que el prospecto de restaurar la estructura antigua se hacía súbitamente muy interesante y factible.
Es así como tuvimos que presentar la propuesta arquitectónica a los actuales 10 concejales de Santiago, al Acalde, y al Director de Obras. Recibimos unanimidad a favor del proyecto en el consejo y se aprobó su mantención por 20 años, puesto que todos concordaron en que su remodelación iba a ser un aporte dentro del contexto de desarrollo del Paseo Peatonal en calle Puente.
Plantemos así un proyecto de 3 plantas comerciales y un subterráneo manteniendo las fachadas originales del edificio. Esto dio cabida a 3 locales comerciales con acceso directo desde San Pablo y Puente, uno de ellos con terraza mirador en tercer piso nacida de la aplicación de la norma de ocupación de pisos superiores, generando así un mirador gastronómico que complementa la oferta del Mercado Central y el nuevo plan de regeneración de la Plaza de Armas.
A su vez, se realizó todo un proyecto de restauración de sus fachadas, reconstruyendo fielmente los ornamentos originales del edificio utilizando las mismas técnicas de la época. Se recuperaron las puertas y ventanas originales de raulí y roble que tenían varias capas de pintura adherida a lo largo de los años.
Con el propósito de homogeneizar las vitrinas y publicidad de los distintos locales que podrían instalarse en el edificio, diseñamos unas vitrinas en base a planchas de acero soldadas y cristal, elementos que se identifican claramente como adiciones nuevas a la fachada.
De esta forma, el proyecto viene a potenciar el plan de desarrollo de los paseos peatonales que ha emprendido el municipio de Santiago, demostrando que es perfectamente posible alinear los incentivos económicos privados con el interés público de mejorar el espacio urbano.