La forma del sitio, al ser alargada en el sentido oriente-poniente nos hizo emplazar el edificio siguiendo su lado largo, con lo que la propuesta se plantea como un cuerpo alargado de crujía central, estructurado en 19 ejes principales que, al modo de las crujías de un barco, se suceden una tras la otra extendiéndose por sobre el plomo de las fachadas norte y sur, permitiendo controlar el sol del poniente y haciendo que el edificio se vaya abriendo a medida que uno lo recorre, alcanzando su mayor transparencia cuando se le mira desde el norte o su mayor opacidad si enfrentamos la fachada poniente.

Debido a lo anterior, es que optamos por trabajar estas “cuadernas” en hormigón visto, mientras que sus ejes perpendiculares, aquellos de las fachadas norte y sur, se propusieron en vidrio y pintura negra, pasando así a un segundo plano.

Es así como tanto la diagramación estructural, como una solución pasiva de control lumínico terminaron por informar la forma de este proyecto, cuyo resultado es un edificio de escala local, de líneas claras y materiales en bruto.